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Título: «Don Juan de Austria o la batalla de Lepanto»
Variantes del título:
Autor: F. F. V.
Revistas: Semanario Pintoresco Español, -, 10 (5 de junio de 1836), pp. 85-86.
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Variantes:
Resumen: Carlos I encarga a don Luis Quijada la crianza de un niño, su hijo bastardo, encareciéndole que lo críe como a propio y sin revelarle la verdad de su nacimiento. Así lo hace, pero desde muy temprano el niño apunta maneras de héroe y se descubre como tal en la rebelión de los moriscos en las Alpujarras en 1570.


La ascensión de don Juan de Austria, pues de él se trata, es imparable hasta llegar a la batalla de Lepanto y a partir de aquí «la desconfianza y el recelo» de los cortesanos que temían su poder lo empujaron al ostracismo. Don Juan de Austria envía a su secretario Escovedo pidiéndole al rey las fuerzas necesarias para seguir combatiendo en Flandes y, cuando le llegan las noticias de la muerte de Escovedo en una emboscada y de la desafección del rey, muere tan solo cinco días después.

Temas, motivos y tipos: Paternidad ocultada. Moros y cristianos. Cambio de fortuna.
Aspectos formales: El cuento se inicia con cuatro versos de La Araucana de Ercilla dedicados a don Juan de Austria: «Irá a esta guerra un mozo que escondido/ anda en humildes paños y figura,/ que su imperial linaje esclarecido/ difíciles empresas le asegura». Se divide en tres partes marcadas con numeración romana: I- La infancia y la primera victoria. II- La batalla de Lepanto. III-Las envidias por sus éxitos y su muerte. Quizás por el afán de explicar mucho en muy corto espacio, el narrador mezcla la simple crónica biográfica con lo que es material literario. Así toda la primera parte es muy prometedora; la segunda, en cambio, solo la lucha entre el comandante de la armada turca y el mismo Juan de Austria tienen verdadero fondo literario; y, en la tercera, no podemos decir en puridad sino que es una apresurada crónica de los últimos siete años. El título ya es de por sí significativo, puesto que es la batalla la parte central del relato. La primera es la explicación del destino previsto, y la tercera, las funestas consecuencias que aquella victoria acarrearía al despertar los celos del rey y de los cortesanos.


La caracterización del relato es plenamente romántica. No hay medias tintas para el personaje que desde niño se prepara para «soportar con ánimo sereno, tanto la suma prosperidad, como la ínfima desdicha». No puede tener un destino común, la inactividad, la contemplación no son para él: «no soñaba más que en combates, le estrechaban los muros de Villagarcía, y necesitaba un campo dilatado, en que respirase a su gusto entre el ruido de las armas, el sonido de las trompetas y el estruendo de una batalla». Su primera victoria es contra los infieles en la Alpujarras, «en las mismas llanuras de Munda, donde César había destruido siglos antes los restos del ejército de Pompeyo». Con don Juan de Austria, para el autor se cierra el ciclo de la Reconquista ya que «Rodrigo estaba vengado al fin, y los vencedores de Guadalete habían sido abatidos para siempre». Liberada España, la amenaza persistía para Europa. Llega entonces Lepanto, y de nuevo la grandeza de un emperador romano sirve de referencia para el autor: «Nunca tantos intereses habían pendido de la suerte de una batalla, y sin embargo se daba en Actium, donde Antonio y Octavio habían jugado siglos antes, el imperio del Mundo». Esta victoria hace exclamar el Papa: «fuit homo missus a Deo cui nomen erat Joannes», las palabras con los que se presenta a san Juan Bautista en el evangelio. A partir de ese punto álgido comienza la decadencia. Los celos, las envidias del Rey y los cortesanos abocan a don Juan de Austria a la muerte, siete años después de Lepanto.

Sección:
Observaciones: Grabado sin firma que muestra una efigie de don Juan de Austria.

Clasificación genérica: Histórico.

María Jesús Amores

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