Resumen: |
El narrador inicia su relato quejándose de la moda del parlamentarismo, que «lo ha invadido todo». Tanto es así, tan harto está de la retórica parlamentaria, que amenaza con «renegar de mis principios liberales y casi me encuentro en disposición de convertirme al absolutismo». Relata, a continuación, la escena acaecida el día de Navidad, a las nueve de la mañana, cuando, en el comedor de su casa, un nutrido grupo de personas, compuesto por su mujer, sus seis hijos y trabajadores de la más diversa índole –entre ellos el aguador, el carbonero, el sereno, tres nodrizas cesantes y una jubilada–, celebró una sesión para solicitar el aguinaldo. El Barón, finalmente, se dirigió a ellos con la intención de abortar el «pronunciamiento casero» y, haciendo uso de su mismo lenguaje, prometió cederles «los productos del presente artículo» a modo de aguinaldo. |