Título: | «El sol de Perico. Cuento que no lo parece» |
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Variantes del título: | |
Autor: | Bustillo, Eduardo |
Revistas: | El Museo Universal, VIII, 23, 24, 27, 29, 31, 32 (4 de junio de 1865; 11 de junio de 1865; 2 de julio de 1865; 16 de septiembre de 1865; 20 de julio de 1865; 6 de agosto de 1865), pp. 183-184, 191-192, 215-216, 231-232, 247-248, 255-256. |
Volúmenes: | |
Variantes: | |
Resumen: | En un pueblecito llamado Celorio, cerca de la Villa de Lanes, aparecen Perico y su padre, el tío Juan Boñicas, que siempre se quejaba de la holgazanería de su hijo. Pedro, así le llamaba cuando no le tenía contento, huérfano de madre, se defendió de los insultos arremetiendo contra el mote del padre, pues de nada servía trabajar tanto si acababan otorgándole tal apodo. El padre José, cura de la aldea les recomendó que mandaran a su hijo al colegio de escolapios de Villacarriedo. Aunque pasado un año, Perico fue devuelto por los escolapios sin apenas cambios en su costumbre de ver el sol. De hecho, allí lo llamaban «Perico el de los palotes», que describía su escritura caracterizada por palotes torcidos. Un buen día Perico se dispuso a reflexionar bajo una higuera sobre su comportamiento, cuando apareció su prima María que se dirigía a conducir el ganado hacia el río. Sorprendentemente, las reflexiones de Perico dieron su fruto y se levantó con el objetivo de sustituir a su prima en su labor. Cuando se disponían a abandonar los terrenos más cercanos al río, apareció Anton, el novio de María, y Perico empezó a arremeter contra él. María lo defendió, pues aunque era pobre destacaba por su ímpetu en el trabajo. El cambio duró poco y, como consecuencia, una profunda tristeza embargó al padre de Perico al comprobar que su hijo no tenía remedio. Ocho días antes de la romería del Carmen de ese mismo año falleció el tío Juan Boñicas, con los mismos temores que su esposa, al sufrir por el futuro incierto de su hijo. Perico se sintió profundamente triste ante dicha perdida, pues empezó a valorar y apreciar lo que valía su padre. Ese mismo día apareció tío Cuervo, cuyo nombre le venía de haber salvado a un caballero del ataque de unos cuervos, con el fin de intentar aprovecharse de la situación proponiéndole a Perico un negocio de sidra y consiguió convencerlo. Perico puso el capital para constituir la empresa y tío Cuervo fue el socio administrador. Como se veía a venir, el negocio fue el desperdicio de la fortuna de tío Juan. La gestión del tío Cuervo fue nefasta, pues las grandes existencias le avocaron al alcoholismo. Así pues, Perico vio como se esfumaba todo su capital y decidió abandonar el pueblo, rechazando la ayuda de su familia y amigos. De modo que inició su viaje en busca de caridad, en compañía de su perro Leal. Pasados tres largos años, decidió regresar a su pueblo natal, al darse cuenta que los tristes pronósticos de sus padres se veían, al fin, cumplidos. Allí se encontró una casa totalmente abandonada, la higuera, en la que se había recostado durante toda su vida, en el suelo y la muerte de su perro. En ese instante, la pena lo invadió todo, lo que provocó que Perico actuara por instinto, robando doce mazorcas de maíz, por lo que fue encarcelado en la cárcel de Llanes, donde también se encontraba tío Cuervo. Sin embargo, Perico consiguió salir gracias a las súplicas de sus conocidos en el pueblo. Entre ellos estaban Anton y María que fruto de su amor habían traído al mundo un precioso niño que ya tenía dos años de edad. Perico se instaló durante una temporada en casa de sus primos donde se dio cuenta que estaba recibiendo el castigo por su holgazanería. Finalmente, decidió abandonar el hogar de sus primos para seguir su camino, donde volvió a encontrarse con tío Cuervo que estaba siendo llevado a la fortaleza de Oviedo. El narrador se despide haciendo referencia a la sentencia didáctica que se debe extraer del cuento, pues no se puede estar toda la vida sin trabajar y esperar vivir de los demás, cuando en realidad se está causando la desolación de uno mismo. |
Temas, motivos y tipos: | |
Aspectos formales: | El relato se estructura en ocho capítulos, encabezados y numerados con nomenclatura romana, y una conclusión. Estos aparecen a lo largo de seis entregas en diferentes números no consecutivos de la revista. La acción se desarrolla de la mano de un narrador omnisciente que intercala escenas y diálogos para lograr una narración lineal de los acontecimientos. Sin embargo, en algunas escenas, se hace referencia explícita, mediante analepsis, algunos de los hechos que habían ocurrido en el pasado. |
Sección: | |
Observaciones: | |
Clasificación genérica: | Moral. |
Bàrbara Bernadàs, Estefanía Puyo |