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Buscador · Informe de cuentos · «Matar el tiempo »

Título: «Matar el tiempo»
Variantes del título:
Autor: Urcullu Zuleta, Félix María de - ()
Revistas: El Museo Universal, XII, 4, 6, 7, 8, 9 (25 de enero de 1866; 8 de febrero de 1866; 15 de febrero de 1866; 22 de febrero de 1866; 1 de marzo de 1866), pp. 30-31, 47-48, 55-56, 63-64, 71-72.
Volúmenes:
Variantes:
Resumen: La narración se inicia con un capítulo de exaltación del valor de los españoles a lo largo de la historia, para acabar concluyendo que ese valor nos lleva hasta «matar el tiempo».  Le sigue un canto al tabaco, que es una de las maneras de matar el tiempo, y, por fin, el narrador se presenta a sí mismo: «voy a hablarle de mí, de mi interesante persona, de este yo que se imprime, que da a luz sus aventuras eróticas, para sacar algunos cuartos.»


El caso es que su novia se ha ido con su familia y se queda solo sin más que «matar el tiempo» o «echar un cigarro». Decide entonces salir también él, pero se acuerda tarde y todas las casa de Chamberí están ya alquiladas por todo el verano. Igual sucede con las de Carabanchel y Pozuelo. Piensa en ir a Toledo, a Aranjuez, a El Escorial, a La Moncloa…  y todos los va desechando por una u otra razón, hasta que decide quedarse en Madrid para hacer turismo por cada uno de sus barrios y así conocer mejor a sus habitantes y sus costumbres, escribir sobre ello, hacerse famoso y llegar a los oídos de su enamorada. Pero a pesar de las excursiones no escribe ni una línea. Recibe entonces carta de su enamorada, que le comunica que a pesar de que su padre era contrario a sus relaciones parecía que las cosas iban progresando, aunque le pide que no le escriba todavía. Un día, paseando por Alto Carabanchel, ve que una casa queda vacía y la alquila. A la mañana siguiente a su puerta hay un ramo de flores y un billete con la siguiente leyenda: «Si no rechaza usted el amor de una persona a quien verdaderamente ha interesado, comprenderé que acepta mi cariño.» Hace diversas consideraciones sobre quién puede haber escrito y en esas pasa el día. A la mañana siguiente un nuevo ramo y un nuevo billete. En elucubraciones sobre quien le envía el ramo se le pasa el día tercero y amanece un cuarto con un nuevo ramo y billete en el que le piden que diga si es libre. Recibe una carta de su amada Laura que le da noticias de su estancia en los baños de Alhama y de la asiduidad de dos «pollos» madrileños que allí están también. Pero le ruega que no vaya. Mientras, él se entretiene con el nuevo ramo y el del día siguiente que esta vez llega sin billetito. Recibe una nueva carta de su amada Laura en el que ella le da cuenta de que presiente alguna infidelidad. Pasa la noche en vela tratando de sorprender a quien le deja los ramos pero ese día no hay ramo. Ya se las prometía él felices cuando aquella tarde, mientras descansa en el jardín, cae un ramo con un billete en el que se lee: «¿Cuándo obtendré una contestación?», y tras algunos otros avatares, contesta al billete recortando letras de los periódicos y componiendo la palabra: «Nunca». Durante los tres días siguientes no aparece ni un nuevo ramo ni billete, pero observa a un joven que le mira con insistencia y que él toma por un enamorado de su «dama duende» o incluso un hermano. Intrigado, le escribe un billete pidiéndole una cita y ese mismo día a las doce en punto del mediodía  aparece el joven que le espiaba y, tras un diálogo de besugos, caen en la cuenta del equívoco: el joven se llama Trinidad (nombre también femenino que ha llevado a confusión al protagonista) y enviaba sus cartas a la vieja que se había alojado antes en la casa. Entonces recibe una nueva carta de Laura que le comunica que en dos días estará de vuelta en Madrid y el protagonista, para mejor pasar las veinticuatro horas que le quedan de estancia en Carabanchel, escribe estas «aventuras, por Matar el tiempo.»

Temas, motivos y tipos: Amor. Confusión de identidad. Ociosidad. Paso del tiempo. Relación amorosa secreta.
Aspectos formales: Se publica en cinco entregas y nueve capítulos. El cuento tiene dos partes muy diferenciadas. Los dos primeros capítulos están prácticamente dedicados a las reflexiones en torno al tiempo: hacer tiempo, perder el tiempo, matar el tiempo… que es finalmente a lo que se reduce lo narrado, que no es más que una manera de dejar transcurrir el tiempo en que su enamorada no está en Madrid y que el protagonista pasa entre sus «aventuras» y ponerlas por escrito. El hecho de escribir se transforma así en otro modo de «matar el tiempo».


El narrador, interno y en primera persona, es el protagonista quien hace todas las elucubraciones y reflexiones en torno al tiempo, a sí mismo y a las «aventuras»  en las que se sume. Es verdad que tiene buen cuidado de no adelantarnos acontecimientos y que nos enteramos de cuál es la solución del «misterio» a la vez que el narrador, que hace frecuentes apelaciones al lector «El lector se preguntará», «señor lector», «lector», «ustedes»,…

Sección: Novelas y cuadros de costumbres
Observaciones: En el diálogo entre Trinidad y el protagonista, el narrador apunta en un paréntesis «Esto es el Puñal del Godo»; y efectivamente en la obra de Zorrilla, en la escena VI en el diálogo entre el conde y Rodrigo, algunas de las réplicas son del tipo «Yo también», «También yo», como las que se cruzan los personajes del cuento de Zulueta. No cabe duda de que el autor nos brinda una parodia de los modos de la literatura romántica.


Hay en el cuento una curiosa variante del motivo de «el viejo y la niña»; aquí es el joven Trinidad quien parece pretender a una «vieja».

Clasificación genérica: Costumbrista. Humorístico. Realista.

María Jesús Amores

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