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Bernardino Núñez de Arenas

 

Bernardino Núñez de Arenas nació en Huete el 31 de marzo de 1806. Participó activamente en las letras, la política y la milicia de la primera mitad del siglo XIX. Su constante actividad política y empresarial estuvo marcada por su cercanía a los liberales. Apenas con diecisiete años se unió a la sociedad secreta Los Numantinos, fundada en 1823 por iniciativa de Miguel Ortiz Amor, como recoge Patricio de la Escosura, otro de sus miembros fundadores junto a Ventura de la Vega y José de Espronceda. El grupo vio pasar el cortejo que acompañaba a Rafael de Riego al lugar de su ejecución el 7 de noviembre de ese mismo año y sus miembros juraron vengar la muerte del político y militar liberal. Tras la muerte de Espronceda, Núñez de Arena cesó su actividad creativa, y se dedicó por completo a la actividad empresarial y política, aunque continuó ligado al mundo editorial. A su muerte, en 1865, llevaba casi dos décadas como representante en Illescas del partido moderado puritano Unión Liberal. Su trayectoria fue reconocida por personalidades de diversos ámbitos que se dieron cita en su funeral, entre ellos el general Leopoldo O''Donnell y José Posada Herrera, importantes figuras de la citada Unión Liberal.

 

Su obra literaria, condensada en la década 1831 - 1841, refleja, por un lado, su carácter de hombre de Estado y negocios, y por otro, cierta experimentación estética. En 1831 publicó El siglo XVI en Francia o Ulina de Montpensier, novela histórica, que la revista Cartas Españolas consideró una novela de «buen estilo, invención, conocimiento de la época que se pinta y de los personajes que se saca a la escena», aunque se sugería al autor que tratase «asuntos que ofrecen nuestras crónicas y nobiliarios a los anales extranjeros». Núñez de Arena publicó una década después De nuestra situación. Moderados. Exaltados. Tercer partido (1840), obra política que le acercó al proyecto de la nueva Unión Liberal de Leopoldo O’Donnell. Como se ha mencionado, su alejamiento de las letras pudo estar relacionado con el prematuro fallecimiento de Espronceda que, aunado a la muerte de Larra, provocó la queja del Barón de Parla Verdades en su Madrid al daguerrotipo (1849), ante la menguante actividad literaria de la capital tras tamañas pérdidas: «Enrique Gil, Larra y Espronceda murieron en la flor de sus días: los demás poetas y artistas han arrojado sus liras y sus pinceles, o se han retirado al fondeo de sus gabinetes de estudio, divididos y diseminados por el tiempo y la fortuna».

 

La contribución de Bernardino Núñez de Arenas a la prensa periódica de la primera mitad del siglo XIX fue destacada. Manuel Ossorio y Bernard refiere en el Ensayo de un catálogo de periodistas españoles del siglo XIX (1903) que «en 1836 [Núñez de Arenas] dirigía en Madrid El Siglo, redactado por Espronceda y otros ingenios». Robert Marrast menciona que Ferrer del Río y otros biógrafos de Espronceda tienen también a Núñez de Arenas como director de El Siglo, coincidiendo con Ossorio y Bernard, pero, agrega Marrast, «no todos parecen dignos de crédito». El periódico publicado en 1834 tuvo como domicilio la calle de Jardines 16-17, cuarto 3, dirección de Núñez de Arenas, y contó con Ventura de la Vega, José de Espronceda, Bernardino Núñez, miembros de la disuelta sociedad de Los Numantinos, y Antonio Ros de Olano entre sus redactores. La publicación recibió críticas positivas por parte de El Tiempo y El Boletín de Comercio, mientras que con La Estrella, defensora del absolutismo, se trenzó en una agria polémica. En el número 3 del 28 de enero de 1834, Núñez de Arenas firmó junto a Espronceda y de la Vega «No sabemos si somos los jóvenes de sobresaliente mérito que creían; pero sin mérito o con él, somos». El 9 de marzo de 1834, tras catorce números publicados, El Siglo, censurado, dejó de imprimirse. Un día antes, Núñez de Arenas, Ventura de la Vega y José de Espronceda se habían presentado como voluntarios a la Milicia Urbana. Tras la censura y cierre de El Siglo, algunos de sus colaboradores participaron en la fundación de La Gaceta de los Tribunales, cuya redacción se encontraba en la misma dirección registrada antes por El Siglo; dirección, además, proporcionada por Núñez de Arenas como propia al enlistarse en la Milicia Urbana. La publicación tuvo una efímera existencia entre el 1 de mayo y el 18 junio de 1834.

 

Entre 1834 y 1835, los hermanos Bernardino y José Núñez de Arenas, junto a Ventura de la Vega, organizaron la Real Sociedad Madrileña de Amigos del País. Esta sociedad influyó en la creación del Ateneo de Madrid de 1835, sociedad literaria que rindió tributo al anterior Ateneo de 1820, aunque con menor presencia política, y que contó con Mariano José de Larra entre sus asiduos asistentes. Núñez de Arenas participó también en el diario liberal moderado y reformador El Español de Andrés Borrego, publicado entre 1835 y 1837. El impreso contó con el apoyo del Liceo de Madrid, institución cultural en la que volvieron a encontrarse algunos de los miembros de la entonces finiquitada sociedad de Los Numantinos, entre ellos Espronceda. En 1837, el Liceo invitó a Núñez de Arenas a conducir un ciclo de conferencias de literatura árabe. Además, la experiencia del Liceo le acercó al editor Francisco de Paula Mellado, con quien establecería vínculos familiares unos años después en calidad de consuegro, cuando la hija de Núñez de Arenas y Fernanda Bravo, Matilde Núñez Arenas, contrajo nupcias con Fernando Mellado Leguey, hijo de Francisco de Paula Mellado e Isidra María Leguey. En 1841 Bernardino Núñez de Arenas financió el semanario ilustrado El Iris, dirigido por su amigo Francisco de Paula Mellado. En 1843, Núñez de Arenas y Mellado establecieron la fundición de caracteres tipográficos La Unión Literaria. 

 

El grueso de la producción literaria romántica de Núñez de Arenas se concentra en el Observatorio Pintoresco, revista publicada íntegramente en 1837 y fundada por Ángel Gálvez y Basilio Sebastián Castellanos de Losada, influenciado por la fórmula del Semanario Pintoresco Español. Allí publica «Un recuerdo», «El sueño», «Fragmentos de un delirio» y «Su pensamiento», que firmó como B.N. de Arenas. En la introducción a «Fragmentos de un delirio» se menciona que «la siguiente composición se ha publicado (ya) en otro periódico de la capital» aunque no se proporciona el nombre de esta otra publicación. Núñez de Arenas es, en palabras de Robert Marrast, representante de un romanticismo «artificial y ampuloso». 

 

Cuentos

B.N. de Arenas, «Un recuerdo»Observatorio Pintoresco, 1ª serie, 9 (30 de junio de 1837), pp. 68-69.

B.N. de Arenas, «El sueño»Observatorio Pintoresco, 1ª serie, 10 (7 de julio de 1837), pp. 77-78. 

B.N. de Arenas, «Fragmentos de un delirio»Observatorio Pintoresco, 1ª serie, 14 (7 de agosto de 1837), pp. 105-107.

B.N.A., «Su pensamiento»Observatorio Pintoresco, 1ª serie, 15 (15 de agosto de 1837), pp. 117-119.

 

Hugo Martín Palomino Gonzales

 

Bibliografía consultada

Marrast, Robert, José de Espronceda y su tiempo, Editorial Crítica, Barcelona, 1989. 

Ossorio y Bernard, Manuel, Ensayo de un catálogo de periodistas españoles del siglo XIX, Imp. y Lit. de J. Palacios, Madrid, 1903, p306.

Pérez Valle, Raquel, «El editor Mellado y el Liceo Artístico Literario», Epo: Revista de Filología - 31, (2015) - pp. 295-312.

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