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Ramón Rodríguez Correa

 

Ramón Rodríguez Correa nació en La Habana en 1835 y murió en Madrid en 1894. Fue periodista y diputado a Cortes, militando políticamente en las filas liberales. Afiliado al partido de Sagasta, sería nombrado subsecretario del Ministerio de Ultramar en 1881. Figuró como redactor en varios periódicos, entre los que cabe destacar El Museo Universal, La Iberia y Las noticias. Su personalidad no anduvo demasiado lejos de la impronta de sus escritos, marcados por un humor ingenioso y festivo. De seductora conversación, Rodríguez Correa adquirió merecida fama en los cenáculos madrileños, en los que se distinguía por la nobleza de su porte. Fue pues, al tiempo, persona y personaje. Llegó a Madrid muy joven en busca de gloria literaria y, a decir verdad, si no la consiguió de primer orden, no puede negarse que su personalidad fuera poco influyente, puesto que dejó una profunda huella en una de las grandes figuras de nuestras letras: Gustavo Adolfo Bécquer. Estuvo al lado de su fraternal amigo en los peores momentos de la vida de este, consiguió para el insigne escritor un empleo de escribiente en la Dirección de Bienes Nacionales y en el periódico La crónica, debido a sus gestiones, consiguió que se publicara en 1858 la leyenda «El caudillo de las manos rojas». Tras la muerte de su amigo, Rodríguez Correa fue autor del prólogo a las Obras de Bécquer  que publicara la imprenta Fortanet en 1871, volumen que él mismo, junto a Narciso Campillo, Casado de Alisal y Julio Nombela, entre otros, planeó.

En cuanto a su obra literaria, Rodríguez Correa alcanzó su mejor registro con la publicación de la novela Rosas y perros (1873) —en la que mostraba su habilidad para crear situaciones fantásticas o cuadros costumbristas— y la colección póstuma de sus relatos Agua pasada (1894). Con el seudónimo de Raymon R. Strap dio a la estampa relatos fantásticos influidos por Edgar A. Poe, entre los que cabe mencionar «¿Estaba loco?», «El suicidio» y «El diamante artificial». Fue autor asimismo de algunos libretos para zarzuelas en colaboración con Gustavo Adolfo Bécquer y Luis García Luna. Con su fraternal amigo, y bajo el seudónimo de Adolfo Rodríguez,  colaboró en el libreto de la zarzuela en dos actos Clara de Rosemberg (1863) y en el arreglo de  la obra de Luigi Ricci El nuevo Fígaro, mientras que con el segundo y con el seudónimo de Adolfo García escribió Tal para cual, La cruz del valle y La venta encantada.

Su presencia en El Museo Universal se reduce al cuento «Los dos entierros» (1860), de corte costumbrista y moral, y a un artículo de costumbres, «La levita» (1862).

 

Cuentos

 

R. Rodríguez Correa, «Los dos entierros», El Museo Universal, V, 53 (30 de diciembre de 1860), pp. 423-424.

 

Otras colaboraciones

Rodríguez Correa, Ramón, «La levita», El Museo Universal, VI, 16 (20 de abril de 1862), pp. 127-128.

 

Jaume Pont

Bibliografía consultada

 

Alfonso Fernández, Adalberto, Mis investigaciones… y algo más, tomo II, Palibrio, Bloomington, IN (USA), 2011.

González Blanco, Andrés, Historia de la novela en España. Desde el romanticismo hasta nuestros días, Sáenz de la Jubera, Madrid, 1909.

Pageard, Pageard, “Ramón Rodríguez Correa (1835-1894), amigo y activo admirador de Gustavo Adolfo Bécquer. (Boceto bibliográfico)”, El Gnomo, 3 (1994).

Sáinz de Robles, Federico, Ensayo de un Diccionario de literatura, Aguilar, Madrid, 1947.

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