Título: | «Ellen» |
---|---|
Variantes del título: | |
Autor: | Fernández Iturralde, Enrique |
Revistas: | El Mundo Pintoresco, III, 1, 2, 3, 4 (1 de enero de 1860; 8 de enero de 1860; 15 de enero de 1860; 22 de enero de 1860), pp. 3, 5, 10-12, 18-19, 27-30. |
Volúmenes: | |
Variantes: | |
Resumen: | La acción nos sitúa en Manila y se inicia en una casa en la que pasan la tarde Ellen, una joven de trece años, lánguida y pálida, y su criada tagala. Reciben la visita de un vendedor chino al que compran una caja que contiene una carta que Manuel de Guzmán escribe a Ellen para declararle su amor y pedirle que si es correspondido se lo demuestre vistiendo una cinta verde en el próximo baile. Se refiere entonces que Manuel es un joven huérfano, caracterizado con todos los tópicos del enamorado romántico, que ha llegado a Filipinas empujado por su amigo Andrés. Aquella noche en el baile ella lleva su cinta verde. Pocos días después Manuel va a visitar a Andrés y lo encuentra preocupado y triste por un amor imposible. Para dar más detalles pone en manos de Manuel un cuaderno que contiene la historia de su amor. Así nos enteramos de que Andrés, cuando era un joven estudiante en Madrid, una tarde de invierno, arrastrado por su amigo Juan, se encontró con una bella dama que le saludó mientras paseaban por El Retiro. Él al principio no la reconoce pero pronto se da cuenta de que le trae recuerdos de «una historia extraña y triste como las baladas de Walter Scott». Y entonces le cuenta a Juan la historia desde el principio: cuando él tenía diecisiete años conoció a una niña de diez, Elena, que le impresiona. Tras hablar con ella y su niñera un rato, al llegar a casa pinta su retrato y compone una pieza musical inspirado por ella. Al día siguiente se reencuentran y ella adivina que él ha dibujado su retrato y ha compuesto una pieza que incluso es capaz de tararear. Aquella noche se ven en el teatro y a partir de ese momento empiezan a verse a diario. Tantas emociones pasan factura a Andrés, que enferma. Elena acude a verlo y acaba el cuadro que él había empezado y toca la melodía que él había compuesto. El médico aconseja a Andrés que se aleje para poder curarse y él se marcha. Pero mientras él se restablece es ella la que enferma. Solo con la vuelta de Andrés a Madrid empieza ella a recobrarse. Desgraciadamente, a Andrés le llegan noticias de que su hermana en Filipinas está muy enferma y embarca. Cuando vuelve un año después Elena ha viajado a Norteamérica. Y según le dice a Juan es el momento en que se conocieron Juan y él en la Universidad. Juan le da entonces noticias de que Elena ha llegado de América casada con un conde. Algunos días después, en un baile, se encuentran y bailan; días después se ven en el teatro y ella le cita para el jueves siguiente que recibe en su casa. Ella toca ante la concurrencia la melodía que él había compuesto inspirado en ella y le hace prometer que volverá al jueves siguiente. Pero él decide apartarse de esa historia imposible y parte para Filipinas. Así acaba el manuscrito que Manuel lee. Volvemos entonces a la historia de Ellen y Manuel. Este, acompañado de Andrés, y con el permiso de Ellen acude ante el padre de ella para pedirle su mano. Se celebra la boda y son muy felices hasta que Manuel enferma de disentería y los médicos le aconsejan volver a Madrid y apartarse del clima filipino. Y así se establecen en Madrid donde Manuel recupera la salud, pero donde Ellen se ve atacada por la melancolía y poco a poco va enfermando. El médico le aconseja volver a Filipinas pero ella se sacrifica, porque sabe que volver hará enfermar a Manuel, y muere. Diez años después se encuentran Manuel y Andrés. Manuel, que ha perdido su fortuna por la bancarrota de la casa de comercio en que tenía sus fondos, está ahora trabajando para un periódico y casado de nuevo con una joven llamada Teresa; y Andrés, que abandonó Manila por aburrimiento, volvió a Madrid para encontrarse con que el conde había muerto y que Elena, ahora libre, le aceptaba en matrimonio. Ambos parecen haber olvidado las trasposiciones del amor romántico y son ahora felices en unos matrimonios serenos. |
Temas, motivos y tipos: | Amor. Enfermedad. Influencia nociva de las novelas. Joven romántico. Melancolía. |
Aspectos formales: | Dividida en ocho capítulos con numeración romana y título: I.- Chuang-Ko; II.- Prestidigitación; III.- Manuel y Andrés; IV.- Historia de Andrés; V.- Continuación de la historia de Andrés; VI.- Fin de la historia de Andrés; VII.- Nostalgia; VIII.- Conclusión. Se publicó en cuatro entregas y ninguna de ellas aprovecha el final de un capítulo para hacerla coincidir con el final de la entrega. El relato se conduce por varios narradores: el narrador del marco, una tercera persona omnisciente que no duda en apelar al lector o en integrarlo en la narración con un «nosotros». El lector se encuentra a continuación con el manuscrito que Manuel entrega para su lectura a Andrés, pero en medio Andrés explica oralmente su historia a otro amigo, Juan, para volver de nuevo al narrador omnisciente. Todo sucede entre Madrid y Manila. En Filipinas el autor se recrea en algunas descripciones del tipismo oriental y en Madrid el sesgo cosmopolita con los personajes entre el Paseo de la Castellana y el Retiro y sus visitas al Teatro Real para asistir a la ópera. |
Sección: | |
Observaciones: | Este cuento como otros firmados por F. transcurre en Filipinas y en Madrid y vuelve a notarse el gusto del autor por hacer que los personajes sean amantes de la literatura romántica y de la ópera. En este cuento están citados Eugenio Sué, Federico Soulié, Victor Hugo, Byron, Goethe, Espronceda, Zorrilla, «el autor del Don Álvaro» (Duque de Rivas) «y el del Rey Monge y El Trovador» (A. García Gutiérrez), Hoffman y Poe; la Norma y La sonámbula de Bellini. Todo ello para dibujar al protagonista, Manuel, que de joven «se hizo romántico y romántico furibundo, se dejó crecer la melena y tomó vinagre para ahuyentar de su rostro los rosados colores de la salud y tener una palidez interesante». El autor se recrea también en la crítica al romanticismo al hablar de la historia de Andrés y Elena como «una historia extraña y triste como las baladas de Walter Scott». El final, con los dos personajes casados y aburguesados, completa la crítica que F. hace de la influencia de las novelas en el modo de ver la vida de los protagonistas Manuel y Andrés. |
Clasificación genérica: | Sentimental. |
María Jesús Amores |