Título: | «La estatua de doña Inés» |
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Variantes del título: | |
Autor: | Fernández Iturralde, Enrique |
Revistas: | El Mundo Pintoresco, III, 42, 43 (14 de octubre de 1860; 21 de octubre de 1860), pp. 334-335, 341-342. |
Volúmenes: | |
Variantes: | |
Resumen: | Enrique es un joven al que el narrador observa a menudo sentado a una mesa del café Suizo. Parece hallarse allí para contemplar a la joven Teresa, quien se limita a mirarlo desdeñosamente al pasar. A Enrique al principio parece molestarle la atención que despierta en el narrador pero muy pronto se hacen amigos. Otros concurrentes al café, al observarlos noche tras noche, acaban por llamarlos «los convidados de piedra» y a Teresa le ponen el sobrenombre de «doña Inés» y, como se muestra tan fría con Enrique, incluso «la estatua de doña Inés». Enrique enferma y en los días en los que no acude al Suizo el narrador observa el interés con el que la joven Teresa mira hacia su lugar vacío. Cuando el narrador acude a visitarlo, Enrique le comunica que debe marchar a América porque su padre está enfermo, pero aún acude una última vez al café para poder verla. Entonces observa el narrador cómo Teresa parece mirarlo con más atención y cómo al verlo tan desmejorado «sus ojos se humedecieron», lo que le hace exclamar: «Pero esa mujer le ama a usted, Enrique». Al día siguiente Enrique se marcha y pasadas algunas noches Teresa se acerca al narrador para preguntarle por Enrique y él le da noticia de su marcha. Durante dos meses, la joven sigue apareciendo pero cada vez más pálida, y el narrador, cada vez más preocupado porque no recibe noticias de Enrique, teme lo peor. Entonces llega de América un sobre con tres cartas: la primera, de Enrique, explica su enamoramiento por Teresa y cómo no se atreve a declararle su amor porque es pobre, ya que su padre ha perdido en unos negocios fallidos su fortuna. Enrique, sabiéndose muy enfermo se despide de él y le pide que le haga saber a Teresa cuánto la amaba; la segunda carta es del padre de Enrique, notificándole la muerte de éste y cómo su cuerpo fue lanzado al mar porque murió antes de llegar a América; la tercera es del albacea hablándole de la muerte del padre de Enrique. Finalmente, estando una noche en el Suizo, le preguntan por Enrique y él les da noticia de su muerte justo en el momento en que pasa Teresa, que se desmaya al oírlo. El narrador cumple con el encargo y entrega la carta de Enrique a Teresa y ella, pocos meses después, toma los hábitos en las Salesas Reales. |
Temas, motivos y tipos: | Amor trágico. Desigualdades sociales. Muerte. Tristeza. |
Aspectos formales: | Publicado en dos entregas y dieciocho capítulos, alguno muy breve, con numeración romana. El narrador es testigo de los avatares amorosos del protagonista. Pero la historia de los inicios del amor entre Enrique y Teresa la conoceremos a través de la carta que Enrique escribe en el barco que le lleva a América. Resultan interesantes los dos primeros capítulos porque el narrador reflexiona sobre la tarea del que «tiene por oficio escribir» y lo presenta como alguien atento a todo lo que sucede a su alrededor «queriendo adivinar lo que no ve ni oye». Así, observando, es como se da cuenta de que tras la soledad de Enrique había «una novela». Todo transcurre en Madrid, sobre todo en el café Suizo, que ha servido también de escenario en otro cuento de F., «Amar en fotografía». |
Sección: | |
Observaciones: | Empieza con una referencia a la narración de Alphonse Daudet, El hombre del cerebro de oro (L’homme a la cervelle d’or). |
Clasificación genérica: | Sentimental. |
María Jesús Amores |