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Buscador · Informe de cuentos · «El álbum de retratos »

Título: «El álbum de retratos»
Variantes del título:
Autor: Fernández Iturralde, Enrique - ()
Revistas: El Museo Universal, XIII, 4, 6 (24 de enero de 1869; 7 de febrero de 1869), pp. 30-31, 46-47.
La Guirnalda, VII, 149, 150, 151 (1 de marzo de 1873; 16 de marzo de 1873; 1 de abril de 1873), pp. 30-32, 39, 47-48.
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Variantes:
Resumen: El narrador dice que pasando frente al escaparate de una prendería le llamó la atención  un álbum de fotos y que lo compró. Ya en casa va pasando las páginas y «leyéndolas» como si de una novela se tratase, inventando las relaciones y la historia entre los que allí aparecen.


En la primera página, dos retratos de un hombre y una mujer ya ancianos hacen al narrador pensar que está ante los padres del propietario del álbum. En la segunda, un niño de seis años y un teniente de veinte que sería el hermano muerto en la campaña de África. En la tercera,  un anciano de fisonomía abierta y sonriente que concluye que es el tío. La linda niña que viene a continuación sería la hija de este último que habría sido el primer amor. Otros cuatro retratos: una viuda, un solterón, un campesino y una anciana beata serían parientes. Un grupo de cuatro jóvenes y retratos individuales de tres de ellos le inducen a concluir que son tres amigos del dueño y que el cuarto sería él mismo; en el grupo distingue al mentor, al bromista, al mimado de la banda y a él mismo, sencillo y simpático. Siguen después una serie de personajes de los que resulta difícil señalar su papel en la vida del dueño. En la siguiente página, la patrona de la casa de huéspedes en la que vive y su hija con quien el joven va aprendiendo «las miserias de la vida». Un hombre vuelto de espaldas y un hombre con toga entre un grupo de licenciados entre los que está el joven ya convertido en abogado. Los siguientes retratos son burocráticos, cinco retratos de compañeros de oficina: empleado antiguo rutinario, empleado de buenos estudios que empleaba dignamente su talento, el que va únicamente a leer La Gaceta, y dos escribientes: uno joven, atildado y pulido y el otro ya de edad, seco y mal pergeñado. Aparece luego la vida social del protagonista: una mujer bien conservada que recibiría en sus salones al protagonista y dos muchachas jóvenes, la mayor de aire melodramático y la pequeña que muestra la desenvoltura de un «sonorette». Y luego «una mujer de veras y capaz de volver loco a un guardacantón». Y aparece seguidamente un vacío donde debería estar el siguiente: el narrador imagina que en el espacio vacío estaría la foto del joven que se habría enamorado locamente de esa mujer.


Otras cuatro fotografías de «cuatro pollitos» que serían los amigos del protagonista cuando decidió salir al mundo tras romper su relación con la mujer de veras. Y allí habría conocido a la protagonista del siguiente retrato: «la vera efigies de una gran dama un sí es no es traviata» y al lado la fotografía de su marido. Y otros siete retratos como «siete pecados capitales». La siguiente es la fotografía de un eminente doctor lo que le hace elucubrar que el protagonista, enfermo por sus excesos, le habría necesitado y le debe la vida. Y dos últimos retratos que serían los de la niña del primer amor ya adulta y el mismo protagonista recuperado, aunque con restos patentes de su enfermedad. 


El día antes de escribir esta historia, paseando, topa con una pareja que son los protagonistas de los dos últimos retratos, averigua quienes son y les hace llegar el álbum.

Temas, motivos y tipos: Amistad. Amor. Enfermedad. Matrimonio. Mujer coqueta. Mujer ideal.
Aspectos formales: En cuento está narrado en primera persona si bien el narrador no es el protagonista sino el «lector» de un álbum de fotografías que ha encontrado. Es interesante que el narrador dice comportarse como un naturalista: «…el recuerdo del gran naturalista Cuvier, que con un fragmento de hueso de algún animal antediluviano sabía adivinar la forma y costumbres del mismo»; así él trata de «adivinar hasta donde fuera posible, por medio de los retratos… la historia de su antiguo dueño».


Como en otros cuentos del mismo autor aquí los comentarios al quehacer literario son interesantes: «¡Misterio! Como diría un novelista de los de a dos cuartos entrega» se lee en la segunda entrega ante un espacio en el que no hay ninguna fotografía. Y sigue un poco más adelante: «Pero ¿por qué está vacío el sitio de al lado? Yo en ese lugar vacío leo una novela entera de amor, todo un drama de pasión, con sus arrobamientos y dolores, con sus luchas sordas y sus alegrías inefables».

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Clasificación genérica: Costumbrista. Realista.

María Jesús Amores

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