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Gregorio Romero y Larrañaga

 

Gregorio Romero y Larrañaga (1814-1872), periodista, poeta, novelista y dramaturgo, nació el 12 de marzo de 1814 en el corazón del Madrid de los Austrias pocos días antes de la entrada triunfal de Fernando VII. Robert Marrast lo cita entre los alumnos que frecuentaron las aulas de Alberto Lista y, por documento de 1828 exhumado por José Luis Varela, sabemos que terminó Humanidades y Latinidad en el Colegio Imperial, que había sido devuelto a la Compañía de Jesús en la década absolutista de Calomarde. En 1833, cuando a se reabrieron las universidades tras la muerte del Rey, Romero Larrañaga figuraba como estudiante de Derecho en la Universidad de Alcalá de Henares, por la que obtuvo el título de bachiller en Leyes en 1834.

 

Según Mesonero Romanos, que lo conoció bien, Romero y Larrañaga formó parte desde fecha muy temprana del grupo del Parnasillo en el café del Príncipe, confundido entre los literatos y artistas de la «Partida del Trueno», donde brillaban con luz propia Espronceda, Vega, Escosura, Ortiz, Pezuela, Bautista Alonso y Santos Álvarez. En 1836 empezó a publicar poesía en el recién creado Semanario Pintoresco Español y dio a la luz en las prensas de Sancha, y con un grabado de Esquivel, una de las obras por la que más se lo ha recordado, «El sayón», cuento romántico en verso, que sigue de cerca el modelo del «Canto del cruzado» de Espronceda. El 21 de junio, el Semanario publicitaba «El sayón» y lo calificaba de composición «fuerte y atrevida», fruto de un ingenio comparable a Rioja y Garcilaso. El periódico reproducía dos fragmentos que consideraba dignos, respectivamente, de Juan de Mena y Nicolás Fernández de Moratín. De 1836 debe de ser también su drama histórico Doña Jimena de Ordóñez, que no se llegó a representar.

 

En 1837 Gregorio Romero y Larrañaga figuraba como director de la sección de Literatura del recién creado Liceo y, en calidad de tal, hizo los honores a la reina María Cristina con la lectura de un poema. A final de la década de 1830 había extendido sus colaboraciones periodísticas al Siglo XIX y El Liceo. Inspirándose en el modelo del Semanario Pintoresco Español, en abril de 1839 fundó y dirigió La Mariposa, periódico de literatura y modas de vida muy corta que dejó de publicarse en junio de 1840, el mismo año en que su drama histórico, Garcilaso de la Vega, protagonizado por Julián Romea, fracasó en el Príncipe. Entre 1840 y 1841, sin embargo, brilló en las veladas de Villahermosa, donde fueron premiadas varias de sus composiciones, entre ellas la que dedicó a la exhumación de los restos de Calderón el 18 de abril de 1841. Animado por el reconocimiento público, Romero y Larrañaga recogió entonces su obra poética, que andaba dispersa en varias publicaciones. El volumen salió de la imprenta de Lalama con una carta de Roca de Togores a modo de prólogo. La prensa se hizo bastante eco de la novedad. En el Semanario Pintoresco Español, Mesonero Romanos firmaba al respecto una crítica muy favorable el 19 de diciembre. Romero y Larrañaga dio a la luz en el establecimiento de Boix, también en 1841, un librito de  relatos en verso, Cuentos históricos, leyendas antiguas y tradiciones populares de España. A estos cuentos  seguirían después otros del mismo tenor, Historias caballerescas españolas (1843), esta vez de nuevo en casa de Lalama.

 

El período de 1842 a 1844 fue literariamente el más prolífico de la vida pública de don Gregorio Romero y Larrañaga, dedicado entonces activamente a la traducción y al teatro. Arregló del francés Fausto de Underwald, un drama histórico cuya acción se sitúa en 1480 en Borgoña, en la corte de Carlos el Temerario. El 16 de marzo, dos días antes del traslado de los restos de Larra, Matilde Díez y Julián Romea le estrenaron Misterios de honra y venganza, sobre la vida de Alonso Cano. El drama desató una polémica en la prensa conservadora, en la que terció el propio Julián Romea, molesto por las críticas desfavorables que había recibido su actuación. Años más tarde, el padre Blanco García abominaría de estos Misterios de honra y venganza, lo que Juan Valera atribuía a incompatibilidades ideológicas, pues -decía- era Romero Larrañaga «en extremo liberal y progresista». Colaboró también en esta época en El Reflejo, la continuación de La Mariposa, que dirigía don Francisco de Salas Mayo, y en La Risa, el periódico de Ayguals de Izco. En El Reflejo aparecieron varios poemas y relatos cortos por entregas, entre otros «Los últimos amores» (1843) y «La Virgen del Valle» (1843), que se serializarían más tarde en el Semanario Pintoresco Español. Estaba preparando entonces una novela fantástica en verso, Amar con poca fortuna (1844), de la que el periódico La Censura diría en 1848 que «debería estar prohibida».

 

En 1844, a la vez que Hartzenbusch y Eugenio de Ochoa, Gregorio Romero y Larrañaga ingresó en calidad de oficial tercerosegundo en la Biblioteca Nacional. Seguramente acababa de casarse, pues en carta de 1845 a Eugenio de Tapia se lamentaba de la penuria y estrecheces que soportaba en su vida familiar: tenía pocos ingresos y acababan de diagnosticarle una nefritis calculosa, que le producía cistitis, y una oftalmía que luego resultó crónica. Alegó ambos motivos en una petición para ausentarse temporalmente de su puesto en la Biblioteca y viajar a Spa, circunstancia que aprovechó para recorrer Europa. Matrimonio, enfermedad y viaje debieron de contribuir para que se retirara de la vida pública, pese a publicar en El Católico, El Laberinto y El Museo de las Familias, colaborar con Asquerino en el drama histórico-político Felipe el Hermoso (1845), que se estrenó con éxito en el Príncipe, y escribir el libreto de la ópera de Espín, Padilla o el asedio de Medina (1845).

 

En 1846-1848 publicó una novela en dos tomos, La enferma del corazón, cuya  enrevesada y siniestra trama histórica y sentimental se inspiraba en tres autores foráneos de gran éxito: D''''Arlincourt, Mme. Cottin y Caracciolo. Salió en una edición de lujo ilustrada bajo la dirección de Vicente Castelló, quien la publicó en su imprenta y establecimiento de grabado. La enferma del corazón tuvo éxito y se vendió también serializada. El 17 de enero de 1847 el Semanario Pintoresco Español hacía publicidad del primer cuaderno, que se imprimía con ilustraciones y láminas a parte en la imprenta y establecimiento de grabado de Baltasar González, donde se publicaba también el periódico. Las entregas podían encontrarse en los mismos puntos de suscripción que el Semanario, que estaba serializando entonces la narración de Romero y Larrañaga «La Virgen del Valle», también ilustrada bajo la dirección de Castelló. La enferma del corazón se reimprimió otra vez en vida del autor en 1858.

 

A partir de estas fechas, las ocupaciones de don Gregorio se reparten a partes iguales entre la reiterada petición de permisos de baja laboral y una serie de trabajos literarios, casi todos para la escena. Así fueron apareciendo El gabán del rey (1847), en colaboración con Asquerino; La Cruz de la Torre Blanca (1847), en colaboración con Manuel Juan Diana; Los amantes de Chinchón (1848), la parodia lanzada por Villergas; Juan Bravo (1849); el libreto de Bertoldo y comparsa (1851) para la zarzuela de Hernando; El héroe de Bailén (1852), con varios colaboradores.

 

En 1861, Agustín Durán lo nombró secretario de la Biblioteca Nacional. Duró poco tiempo en el cargo y en 1863 lo trasladaron a Barcelona, donde asumió la dirección de la Biblioteca Provincial. En abril 1866 fue nombrado miembro de honor de la Academia de Buenas Letras de la Ciudad Condal. Regresó a Madrid poco después y allí murió en 1872 ignorado por la prensa.

 

Gregorio Romero y Larrañaga fue colaborador asiduo del Semanario Pintoresco Español de Mesonero Romanos entre 1836 y 1838. Se trata siempre de poemas que imitan abiertamente la poesía de Espronceda, como la «Canción del pescador» (1837), forjada sobre el modelo polimétrico de la «Canción del pirata». Son en su mayoría composiciones narrativas en las que abunda el arquetipo byroniano del solitario y siniestro hombre de acción. Merece destacarse la ironía trágica del suceso que refiere el romancillo agudo «Aventura nocturna» (1836). Romero y Larrañaga volvió a colaborar en el Semanario Pintoresco Español de Fernández de los Ríos con tres narraciones por entregas, una de ellas, «Poesía. La vida en la esperanza» (1848), en verso. Las otras dos, «La Virgen del Valle» (1847) y «Los últimos amores» (1849), que ya habían visto la luz en El Reflejo en 1843, son cuentos extensos de trama enrevesada y enigmática, de concepción muy parecida a su melodramática novela La enferma del corazón, de la que son antecedentes. En uno y otro se adivina el hombre de teatro que fue Romero y Larrañaga. El autor volvió a colaborar en el Semanario en época de Gasset y Artime con un poema convencionalmente clásico, «Mañanas de abril y mayo» (1856).

 

Gregorio Romero Larrañaga colaboró en El Laberinto de 1844 con un artículo de temática religiosa y dos poemas amorosos.

 

Gregorio Romero y Larrañaga colaboró tres veces en El Siglo Pintoresco. En noviembre y diciembre de 1846 publicó respectivamente dos poemas, «La fe en el desengaño» y «Un recuerdo a Estambul», y de enero a marzo de 1847 serializó en la sección «Novelas» la nouvelle «La perla de Nápoles», un boceto de narración melodramática cuyo mérito fundamental estriba en los recuerdos e impresiones de un viajero en Tívoli, que le sirven de marco.

 

Cuentos

 

Gregorio Romero Larrañaga, «La perla de Nápoles», El Siglo Pintoresco, III, 1 (1 de enero de 1847), pp. 13- 15; 2 (1 de febrero de 1847), pp. 29-32; 3 (1 de marzo de 1847), pp.162-164.

Gregorio Romero Larrañaga, «La Virgen del Valle. Novela», Semanario Pintoresco Español, 2 (10 de enero de 1847), pp. 14-16;  3 (17 de enero de 1847),  21-22;  4 (24 de enero de 1847), pp. 30-32; 5 (31 enero de 1847), pp. 37-40.

Gregorio Romero y Larrañaga, «Los últimos amores», Semanario Pintoresco Español, 1849, 7, (18 de febrero de 1849) 52-55; 8 (25 de febrero de 1849) pp. 59-61, 9 ( 4 de marzo de 1849), pp. 68-70; 10 (11 de marzo de 1849), pp. 74-76.

 

Otras colaboraciones

 

Gregorio Romero y Larrañaga, «En la muerte de su amigo don Miguel Cabrero. Soneto», Semanario Pintoresco Español, 9 (29 de mayo de 1836), p. 80. [«Baja enlutada con mortuorio velo...»]

[Romero y Larrañaga, Gregorio], «Poesía» [El sayón. Fragmentos] «El barco». «El caballero», Semanario Pintoresco Español, 12 (19 de junio de 1836), p. 102. [«Tremenda borrasca en noche lluviosa...»] [«Apenas su faz mostró...»]

Gregorio Romero y Larrañaga, «Aventura nocturna», Semanario Pintoresco Español, 15 (10 de julio de 1836), p. 128. [«Las dos de la noche...»]

Gregorio Romero Larrañaga, «La noche de tempestad», Semanario Pintoresco Español, 20 (14 de agosto de 1836) p.167. [«Muge el cierzo embravecido...»]

Gregorio Romero y Larrañaga, «El aventurero», Semanario Pintoresco Español, 26 (25 de septiembre de1836), pp. 214-215. [«En palafrén polvoroso...»]

Gregorio Romero y Larrañaga, «Canción del pescador», Semanario Pintoresco Español, 51 (19 de marzo de 1837), pp. 95-96. [«Boga altiva por los mares...»]

Gregorio Romero y Larrañaga, «La demanda del frontero», Semanario Pintoresco Español, 52 (26 de marzo de 1837), p. 104. [«A vos en Castilla el rey...»]

Gregorio Romero y Larrañaga, «Ya tengo amor», Semanario Pintoresco Español, 137 (11 de noviembre de 1838), p. 774. [«Pasó de mis años tiernos...»]

Gregorio Romero y Larrañaga, «Alcalá de Henares»,  Semanario Pintoresco Español, 140 (2 de diciembre de 1838 ), pp. 796-797. [«Es un vapor inmenso que se pierde...»]

Gregorio Romero Larrañaga, «Sobre las misiones», El Laberinto, I, 11 (1 de abril de 1844), pp. 147-148.

Gregorio Romero Larrañaga, «¡Malvina!», El Laberinto, I, 13 (1 de mayo de 1844), pp. 182-182. [«Si fuera yo Mariposa...»]

Gregorio Romero Larrañaga, «Mi esperanza es un sueño. Canción», El Laberinto, I, 23 (1 de octubre de 1844), pp. 313-314. [«Vuelve, ¡oh sueño!, a posar tus lentas alas...»]

Gregorio Romero Larrañaga, «La fe en el desengaño», El Siglo Pintoresco, II, 11 (1de noviembre de 1846), pp. 261-262. [«El arpa de David venga a mis manos...»]

Gregorio Romero Larrañaga, «Un recuerdo a Estambul», El Siglo Pintoresco, II, 12 (1 de diciembre de 1846), pp. 283-285. [«Adiós, ciudad encantada...»]

G. Romero Larrañaga, «Poesía. La vida en la esperanza», Semanario Pintoresco Español, 5 (30 de enero de1848), pp. 39-40; 6 (6 de febrero de 1848), pp. 45-48; 8 (20 de febrero de 1848), pp. 62-64. [«En las riberas frondosas...»] [«Soñando locas quimeras...»] [«Estas líneas contenía...»]

Gregorio Romero y Larrañaga, «Mañanas de abril y mayo», Semanario Pintoresco Español, 17 ( 27 de abri1 de 1856), p. 136. [«Bien hayan los claros días...»]

 

Teresa Barjau

 

Bibliografía

 

Marrast, Robert, José de Espronceda y su tiempo, Crítica, Barcelona, 1989, p. 42.

Varela, José Luis, Vida y obra de Gregorio Romero Larrañaga, CSIC, Madrid, 1948.

 

 

 

 

 

 

 

 

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